Sin querer actuar como abogado del diablo, hay que felicitar al ex presidente de General Motors por su elegante despedida de la compañía, acordándose de trabajadores, colaboradores y sindicatos.
Ahora habría que comprobar, aunque dudamos que así se haga, las posibles responsabilidades legales que se derivan de su gestión al frente del consorcio automovilístico.
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