No lleva ni dos meses en el cargo y ya se está preguntando cómo cumplir lo prometido en campaña electoral a los votantes estadounidenses. De hecho, se quedó impresionado, casi traumatizado –dicen-, al conocer los últimos datos de paro de EEUU, síntoma de bisoñez (en España se imparten cursos acelerados sobre cómo ‘manejar’ los datos de desempleo para que nadie quede impresionado).
Sin embargo, la crisis y su incredulidad no le han impedido tomar decisiones ‘de choque’ para ‘impresionar a la ciudadanía’; sin ir muy lejos, facilitar cobertura sanitaria a todos los ciudadanos de EEUU, loable pero económicamente complicado, y la creación de la ‘marketiniana’ ‘embajada de los problemas de la mujer’.
Confiemos, aunque nos quede un poco lejos, que el ‘yes we can’ se materialice en decisiones urgentes y eficaces de reactivación de la economía, porque sin eso lo demás es intrascendente.
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