Cada vez más voces se alzan a favor de esta fórmula laboral alternativa a la presencial de toda la vida, sobre todo en época de crisis.
Una manera de trabajar como si se estuviera en la oficina, con todos los derechos y obligaciones de un trabajador ‘normal’, pero con menos tiempo perdido en desplazamientos, menos consumo de combustible, menos consumo de energía, menos contaminación, mayores posibilidades de conciliación laboral-personal y la misma o mayor productividad que en la fórmula tradicional.
Es hora de intentar cambiar.
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