Ante el vicio de pedir, la virtud de no dar. El presidente de la CEOE propuso ayer que los EREs no necesitaran el visto bueno o autorización de la autoridad laboral para llevarse a cabo.
¡Quién ha visto y quién ve a la patronal! En poco más de dos meses ha pasado del más absoluto de los silencios -actitud más o menos entendible en el sindicalismo más connivente-, a exigir EREs por doquier obviando cualquier control administrativo.
Está lanzado Don Gerardo.
Ni tanto ni tan calvo, Sr. Presidente. Lo que usted debe exigir es que los EREs sean examinados por la autoridad competente de acuerdo a la legalidad vigente, sin que en su autorización o denegación influyan elementos de oportunidad política, electoral o social. Para eso se hizo la Ley.
Así como en el lado sindical hay mucho aprovechado, también en el lado patronal hay mucho desalmado, por lo que dejar un ERE al arbitrio exclusivo del empresario, desalmado o no, es como dejar al lobo al cuidado de los tres cerditos.
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