Si ya en su anterior etapa en el Gobierno Socialista de Felipe González acabó con más pena que gloria, esta nueva junto a José Luis Rodríguez Zapatero no se puede decir que se esté caracterizando por sus aciertos sino, para nuestra desgracia, por todo lo contrario.
Equivocarse en las previsiones presupuestarias no es bueno en ninguno de los órdenes de la vida (familia, empresa, grupos …) pero es mucho más grave hacerlo cuando millones de personas dependen de ellas y, lo que es más preocupante, cuando tan sólo unos meses antes se alardeaba de que nuestra economía era la envidia del mundo mundial.
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