Él sabrá los motivos que le han llevado a beneficiar de una manera tan escandalosa a un colectivo de profesionales ya de por sí bastante privilegiados.
Rebajar la fiscalidad de los banqueros y sus altos ejecutivos, para que tributen por las rentas de capital recibidas de sus propias entidades al 18% en vez del 43%, no es algo muy comprensible para el resto de profesionales, empresarios y ciudadanía en general.
Y mucho menos si se hace con efectos retroactivos desde enero de 2008.
Como diría Raphael, es un ESCANDALO
Los comentarios están cerrados.