No permitir la conciliación de la vida familiar y laboral, cuando se ha negociado, es un comportamiento claramente contrario a lo que los tiempos están marcando.
No conceder permisos y licencias que corresponden por enfermedad de un familiar o para el cuidado de hijos o familiares a cargo es una manera anacrónica de comportarse, mucho más si de una Administración Pública se trata.
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