Se nota que el Ayuntamiento de Madrid, el Ayuntamiento de Alberto Ruiz-Gallardón, está tiritando; no es de extrañar, no hay más que ver los agujeros que ha hecho en el pavimento el máximo regidor del consistorio y el dineral que habrán costado (aunque, en muchos casos, para bien).
Pero, sobre todo, se nota la falta de dinero en los ‘ataques’ del mandamás madrileño a las empresas de la capital.
En contra de lo que predica su partido, rebajar la presión fiscal, Ruiz-Gallardón saca del baúl de los recuerdos una cosa llamada “licencia de actividad”, manda a la policía local a comprobar si todas las empresas están al corriente (la inmensa mayoría no) y envía una cariñosa carta a todo bicho viviente para que pague los correspondientes eurillos bajo amenaza de cese de la actividad en un plazo de diez días.
Ni la Agencia Tributaria amenaza a la primera de cambio con cerrar el ‘chiringuito’ de nadie, ni cuando lo hace utiliza ese tono desmedido demostrado por Gallardón y sus huestes municipales.
Eso se llama apoyar a la empresa local, ¿verdad Sr. Alcalde? Pues dese prisa, que con la cantidad de empresas que cierran y de autónomos que se quedan en el paro no va a tener a quién amenazar… y menos a quién cobrar.
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