La economía revuelta, los bancos cortando el grifo de los créditos, el paro aumentando y los sindicatos logrando, con su silencio, que todo parezca que marcha bien, cuando la realidad es bien distinta.
Y a ello tenemos que añadir que, también, suben las horas perdidas por las huelgas.
En lugar de estar dedicándonos a levantar nuestra maltrecha situación económica y apoyar con ideas y soluciones, nos dedicamos a protestas sin sentido.
El derecho a la huelga es algo justo y necesario, pero depende del momento. Y el actual, no es el más propicio para abusar de ella.
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