Externamente “venden” una cosa, e internamente hacen la contraria. Se muestran como paladines de la integración, conciliación y demás términos de moda acabados en “…ión”, pero luego muestran su verdadera cara cuando una sentencia les pone en su lugar.
Que cada uno en su casa haga lo que quiera, conforme a la ley, pero que no vendan motos. ¿O es que también en esto hay rebajas?
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