Que en un hospital de la ciudad de Nueva York -primer mundo- pueda abandonarse hasta la muerte a una enferma en una sala de espera sin que nadie –profesionales sanitarios, de seguridad y resto de pacientes- mueva un dedo, es algo que demuestra el envilecimiento total del ser humano.
Esta omisión del deber de socorro debería tener consecuencias penales inmediatas, no sólo desde el punto de vista moral –lo que es muy grave-, sino desde una perspectiva profesional.
Y es que muchas bestias demuestran tener más humanidad que el propio ser humano.
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