Porque, como no podía ser de otra forma, al subirse los salarios un 30 por ciento más que sus antecesores en el cargo demuestran la indignidad que rodea, en muchas ocasiones, al ejercicio de la función pública o política. Lo malo es que nos enteremos en época de vacas flacas.
Algo que no sería digno de ser criticado en el ámbito privado, dejado al arbitrio de los accionistas, es totalmente censurable desde el lado del contribuyente -accionista principal de las empresas públicas-.
¿Y el Banco de España… qué opina de esto? ¿Y Solbes? ¿Para cuándo una evaluación del desempeño de estos ‘altos cargos’?
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