Que unos individuos sean capaces de prender fuego a un camión con su conductor descansando dentro, de ponerse en medio de una carretera y cortar el tráfico portando armas blancas y de agredir a todo aquel que simplemente ejerce su derecho al trabajo no tiene otro calificativo que el de homicidas, gángsters y mafiosos, tanto ellos como los que dan las órdenes desde un despacho.
Da miedo pensar que, cuando todo vuelva a la normalidad, algunos de estos homicidas en grado de tentativa puedan ponerse a los mandos de un "monstruo" de varias toneladas.
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