Porque cuando las cosas le van bien al resto del mundo, nadie se acuerda de ellos más que para hacerles culpables de la pobreza internacional o de alguna penuria en Sudamérica, Asia o África.
Sin embargo, cuando las cosas se tuercen y se retuercen en lo económico, todos giran sus dedos acusadores hacia ellos y les señalan como máximos responsables de todos nuestros males.
Cosas del capitalismo.
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