Porque desde la comodidad y tranquilidad de su poltrona, pública o privada, suelen pedir que se moderen los salarios de los demás sin renunciar a sus dietas, grandes salarios y coches y residencias oficiales, entre otros privilegios; privilegios sufragados, en el caso de lo público, por esos mismos contribuyentes a los que quieren recortar su poder adquisitivo.
Sin embargo, les da igual que suba la cesta de la compra, la gasolina, el recibo de la luz… Para eso no hay moderación que valga ni bajada de impuestos que se precie.
¿Para esto necesitamos expertos?
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