En una época en la que la crisis asola los países y a sus trabajadores, no es de recibo que los nuevos ricos se dediquen a dilapidar sus oscuras fortunas contratando para sus ágapes privados a importantes cantantes.
Que inviertan sus millones en crear empleo, y a lo mejor Rusia deja de ser un país tan distante en lo que a justicia económica se refiere.
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