A lo largo de nuestra vida laboral, todos hemos tenido períodos en que no hemos podido trabajar. Esto ha podido deberse a distintos motivos como enfermedades, el cuidado de algún familiar o excedencias. Sin embargo, estas etapas no solo no quedan bien en nuestro currículo, sino que los responsables de recursos humanos suelen valorarlo negativamente y consideran peores candidatos a quienes muestran ‘lagunas’ en su vida laboral.
No podemos cambiar la realidad -y, por supuesto, mentir no es una opción-, pero sí podemos expresarlo de la mejor manera para salir airosos siguiendo algunas pautas tanto para redactar nuestro CV como la carta de presentación como las siguientes:
- Organízalo por experiencias y no por fechas: Normalmente, estos documentos se elaboran siguiendo un orden cronológico. Se incluyen los trabajos realizados empezando por el primero desempeñado y terminando por el último. Sin embargo, existe otra forma de hacerlos: agrupar la vida laboral por funciones. Por ejemplo, se puede hablar de varios trabajos autónomos que se hayan realizado como si fueran uno solo. De este modo, las etapas vacías quedarán más disimuladas.
- No solo trabajos: Lo cierto es que es muy raro que alguien permanezca completamente inactivo mucho tiempo. Habitualmente, durante esas etapas en que no se trabaja, suelen hacerse estudios de reciclaje o prepararse oposiciones, por ejemplo. En estos casos, se trata de experiencias relacionadas con el trabajo, y con ellas demostraremos que nos hemos mantenido activos, algo que es en realidad muy valorado por las empresas.
- Usa los años ‘sabiamente’: En vez de redactar que hemos ocupado un puesto entre enero y junio de un año determinado, podemos escribir solamente el año y el trabajo que hemos desempeñado. Por ejemplo, si hemos sido analistas en una empresa de seguridad desde enero hasta junio de 2019, podemos poner en nuestro currículo «analista (…) 2019».
- Coletillas útiles: Fórmulas de redacción como «ocupado en la búsqueda activa de empleo» o «profesional de (…) a la búsqueda de nuevos proyectos» son cada vez más habituales. Bajo este tipo de epígrafes, se incluye todo lo que se ha hecho en la etapa de paro laboral, como la formación realizada o las nuevas competencias adquiridas. De este modo, causaremos la impresión de que hemos hecho cosas importantes para el puesto de trabajo al que optamos.
Si superamos esta primera etapa y, efectivamente, nos llaman para una entrevista, seguramente nos preguntarán o detectarán esos periodos de inactividad, así que lo mejor es estar preparados para tener una respuesta apropiada (‘durante ese tiempo me dediqué a formarme en XX’), no caer en exageraciones o falsedades y tratar de reorientar las preguntas llevándolas a nuestro terreno, mencionando actividades puntuales y cursos o incluso hobbies que puedan aportar nuestra particular ‘diferencia’ a la empresa contratante.
En conclusión, es importante que nuestro currículo sea veraz, pero atractivo, y lo que más valorarán serán nuestras ganas y predisposición, y eso no nos falta.
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