La denominación del oficio no deja lugar dudas: trabajos verticales son todos aquellas operaciones de montaje, reforma, construcción y saneamiento en la que se sustituye el andamio por la llamada técnica de verticales. Dicha forma de trabajo se basa en la progresión por cuerda aplicando técnicas de ascenso y descenso utilizadas en espeleología, escalada y montaña. Jonathan Alonso Martínez es el CEO y fundador de Vertical Madrid, una firma de trabajos verticales con más de 15 años de presencia en el mercado. Jonathan Alonso detalla que “un profesional especializado en trabajos verticales puede desempeñar trabajos tan diversos como limpiezas, rehabilitación e impermeabilización de fachadas; realización de ITE´s en edificios; impermeabilización de fachadas” colocación y mantenimiento de cristal…”.
Una de las principales singularidades con la que operan las empresas del ramo es que sus operarios tienen que desempeñar su trabajo sin el apoyo de ningún tipo de andamiaje. Alejandro Riquelme Soto, trabajador vertical señala que “la principal desventaja de trabajar sin andamio es que así aumenta, de manera significativa, el nivel de riesgo. Esta es la razón por la cual el trabajador realiza su labor asistido por diversas medidas de seguridad, como cables, poleas, guantes, botas antideslizantes, cuerdas con fijación de seguridad”.
Formación continua
Un trabajador vertical cuenta con la capacitación suficiente como para ejercer en todo tipo de fachadas y edificios, incluso, sobre superficies desniveladas o con un alto grado de inclinación. En la base de esta formación está que muchos de estos profesionales proceden del mundo de la escalada. Por esta razón, señala el fundador de Vertical Madrid “conocen, perfectamente, que medidas de seguridad tienen que tener en cuenta para minimizar los riesgos de su trabajo. Además, y como es lógico, un escalador nunca sufre de vértigo, algo esencial en este oficio”
Contando con la base de las mencionadas cualificaciones y aptitudes, al trabajador vertical tan sólo le queda adquirir el conocimiento del oficio que vaya a desempeñar: albañilería, fontanería, pintura, limpieza de fachadas y cristales, instalación de molduras y cornisas, montaje de vallas publicitarias y pantallas LED…”
Para operar con el menor nivel posible de riesgo, el trabajador vertical, aparte de contar con los correspondientes certificados profesionales de salud y seguridad, tiene que tener siempre en mente, detalla Riquelme Soto, los siguientes factores:
- Tener la precaución de revisar los sistemas de anclaje de seguridad que vaya a utilizar.
- Estudiar las maniobras de ascenso y descenso que tenga que hacer.
- Mantener tiempos de descanso razonables entre tarea y tarea.
Nervios de acero
Cuando se le pregunta, un trabajador vertical siempre suele responder lo mismo: escalar por la pared rocosa de una montaña, resulta más fácil y menos arriesgado que hacerlo por la fachada de un edificio. La razón, según Jonathan Alonso, está en que “el riesgo de un trabajo vertical es doble. Por un lado, hay que proteger la vida propia. Pero, además, te tienes que preocupar por la de peatones y compañeros de trabajo y, también, salvaguardar la integridad del edificio en el que estás trabajando”.
Cursos de seguridad
Sonia Casas es alpinista y técnico superior en prevención de riesgos laborales. Para Sonia “es muy importante que el trabajador vertical tenga claro las medidas de seguridad que van a garantizar, en todo momento, su seguridad en el trabajo. Con la formación adecuada, y en el caso de tener que realizar cualquier tipo de arreglo, reforma o limpieza en altura, que pueda conllevar algún grado de riesgo para la integridad, el trabajador estará preparado para hacer su trabajo con la máxima seguridad”. Además, la empresa encargada de los trabajos tendrá que conocer y aplicar la normativa incluida en el Plan de Prevención de Riesgos Laborales. Tal y como explica Sonia Casas “en esta legislación se detalla desde la manera de colocar soportes de seguridad hasta el empleo de técnicas, y procesos, que impidan los accidentes fortuitos provocados por circunstancias diversas (acumulación de materiales en zonas no adecuadas, riesgos por deslizamiento en días de lluvia, control de las cargas máximas, accesibilidad sin riesgos innecesarios…)”. Ya se sabe: mejor prevenir que lamentarse.
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