La globalización, el exponencial desarrollo tecnológico, el avance de las comunicaciones y el transporte han sido y son los principales motores del cambio en el funcionamiento y organización de las empresas de hoy. En esta transformación corporativa las necesidades empresariales son ahora también distintas a las de años anteriores, y esto afecta directamente a la composición de los recursos humanos de las compañías.
Los expertos en selección coinciden en que las organizaciones necesitan de trabajadores que, además de estar en posesión de una determinada titulación, cuenten con otra serie de cualidades profesionales como pueden ser el trabajo en equipo, dotes de comunicación, habilidades comerciales, etc., que varían en función del puesto de empleo concreto.
Y en esta tendencia de selección por competencias, la especialización en un sector o área de conocimiento, que se adquiere a través de la experiencia laboral, es desde hace unos años una de las claves para la diferenciación frente a otros candidatos. Sin embargo, en entornos tan fluctuantes, las compañías han detectado que no solo con la especialización la empresa consigue ser más productiva, rentable y por tanto competitiva.
En este sentido, la especialización ha ido dejando paso a la polivalencia, o la capacidad y disponibilidad para ejecutar diferentes tareas, permitiendo que una persona se adapte rápidamente al cambio, y sea capaz de responder de manera favorable a las nuevas exigencias de las empresas.
En tiempos de la Revolución Industrial, con el auge de las fábricas, el trabajo se repartía entre numerosos empleados que se convertían cada uno en parte del engranaje de una gran máquina. Así, a medida que cada uno se especializaba en una tarea se volvía más productivo, mejorando así la eficiencia de la fábrica en su conjunto. Pero uno de los grandes problemas que comenzaron a aflorar es que los trabajos solían volverse monótonos, tediosos y, como consecuencia, disminuía la satisfacción y por tanto la productividad.
Si bien existen, y siempre existirán, trabajos técnicos que requieren de cierta especialización, la polivalencia ofrece beneficios tanto para el trabajador como para la empresa. Por un lado, los empleados adquieren nuevas habilidades y competencias siendo así versátiles y con capacidad para adaptarse a diferentes entornos y asumir nuevos desafíos. De este modo, se consigue ampliar las oportunidades laborales. Por otra parte, para las compañías se benefician de esos completos recursos humanos sin los cuales no tendrían la potencia necesaria para desarrollar su actividad al ritmo y bajo las exigencias que marcan los mercados altamente competitivos en el siglo XXI.
“Los profesionales de hoy deben contar con una serie de conocimientos o habilidades con independencia de su carrera profesional como es la capacidad para hablar diferentes idiomas, de comunicarse, manejar programas informáticos, entre otras. Pero la polivalencia debe ser siempre entendida como una apuesta por empleados con capacidad para realizar diferentes tareas relacionadas con su área de conocimiento, nunca como la oportunidad para exigir la realización de múltiples y dispares funciones a una misma persona recortando así en personal”, comenta Javier Caparrós, director general de Trabajando.com y HR-Consulting España. Y añade que el objetivo de contar con este tipo de trabajadores es mejorar el rendimiento, la productividad y competitividad de la empresa, no ahorrar costes.
Claves para tener equipos polivalentes
Para conseguir una empresa con empleados polivalentes, se deben tener en cuenta algunos aspectos:
• La polivalencia no significa realizar tareas de áreas totalmente diferentes a las que desempeña el trabajador. Un diseñador no puede asumir responsabilidades de un contable, o estaríamos aquí en un claro ejemplo de recorte de personal.
• Es importante la capacitación previa.
• El profesional debe contar con el apoyo de las otras áreas de trabajo de tal modo que se genera una situación de solidaridad laboral.
• Existe también la polivalencia inmediata que es aquella que, por cuestiones de bajas por enfermedad, ausencias o vacaciones, algunos trabajadores asumen tareas que poco o nada tienen que ver con sus obligaciones laborales. Si queremos trabajadores polivalentes a largo plazo, la empresa debe ser consciente de que es necesario dejar un tiempo para la capacitación si no queremos fracasar.
• La plantilla debe tener claro los objetivos de su cargo y qué es lo que se pretende con las nuevas tareas asignadas.
• Una empresa con empleados polivalentes debe entenderse como una estrategia WIN-WIN: el profesional adquiere mayores competencias y conocimientos, mientras que la empresa tiene un trabajador capaz de asumir diferentes responsabilidades, aportando una perspectiva más enriquecedora.
• Es más, por lo general el trabajador polivalente tendrá una mayor motivación, innovación y compromiso dado que por sus múltiples tareas se siente más útil y entiende que puede ser valioso para realizar otras tareas.
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