No es por su velocidad cuando monta en bici, ni cuando sale corriendo cuando pierde el autobús, no.
Este director de recursos humanos se ha ganado el apelativo cariñoso de el rápido, por su eficiencia al contestar cualquier llamada o correo electrónico.
Y es que es atento, eficaz y amable. ¡Qué más se puede pedir!
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