Casos como el de la salida de Neymar del Barcelona, ponen de manifiesto lo difícil que es generar el compromiso entre un jugador y el club. Salvando las distancias entre el fútbol y la empresa, el compromiso de los trabajadores con las compañías también es un tema que preocupa a las empresas, que se han dado cuenta que retener a los mejores no es fácil, ni a nivel directivo, ni a otros niveles.
Las empresas tienen muy clara la trilogía del talento: atraer, desarrollar y retener. Ninguna de las tres es fácil. No es sencillo atraer a los mejores, que los mejores quieran trabajar contigo. Igualmente es complejo desarrollar el talento una vez que tienes profesionales competentes en tus filas. Y si has conseguido atraerlo y lo has hecho crecer, que se marche no deja de ser un pequeño drama. Además cuando los mejores eligen marcharse los demás se cuestionan necesariamente su permanencia.
“Una característica de los mejores profesionales, en cualquier sector, es que pueden elegir dónde quieren jugar. Los mediocres tienen muchas menos opciones. De hecho, el peligro de las organizaciones es perder a los buenos y quedarte con los malos. Recuerdo una reunión hace años con el director de recursos humanos de Oracle que decía que la mejor forma de retener a los buenos, era no retener a los malos. Parece una bobada, pero la frase tiene su enjundia” comenta el director de INFOVA.
Obviamente los profesionales se mueven de organización por razones muy básicas, porque les van a pagar más, o porque el proyecto es más interesante. Ahora, cuando ya están bien pagados y tienes un buen proyecto, ¿por qué abandonan nuestro barco? ¿qué podemos hacer para que quieran quedarse?
Cuida el vínculo. En gran medida la permanencia de los profesionales depende de la calidad del vínculo que hemos generado entre la organización y el profesional. Invertir en cuidar los vínculos siempre es rentable. Los profesionales que se sienten queridos y bien tratados suelen querer permanecer. Aunque no siempre lo es, el ser humano tiende a ser recíproco. Si tu me cuidas, lo que me surge de forma natural es cuidarte. Una forma evidente de cuidarte es seguir jugando en contigo.
Genera sentimiento de pertenencia al proyecto. Las personas se involucran en aquello en lo que participa. Si participo en la elaboración del proyecto, en la toma de decisiones, si soy escuchado, siento el proyecto como propio. En cada empresa esta sensación de pertenencia y de “propiedad” del proyecto se genera de distintas formas. Es importante favorecer la participación en la definición de objetivos y de estrategias, de otra forma los profesionales se sienten como mercenarios sin otro “señor” que el dinero.
Favorece el sentido de reto. Los seres humanos no somos tan complicados como parece. Los mejores profesionales quieren hacer cosas grandes, quieren alcanzar grandes retos. No llames a los mejores para un proyecto menor. Enamórales con la dificultad y la belleza del proyecto. Procura que el proyecto tenga sentido, que el esfuerzo que sin duda habrá que hacer valga la pena.
Júntale con otros buenos jugadores. Los mejores profesionales quieren hacer equipo con otros buenos jugadores. Se reconocen entre si. Saben distinguir la gente competente de la incompetente y quieren rodearse de gente competente.
Pon un buen director al frente. Los buenos jugadores quieren estar bien dirigido. Saben que sus carreras profesionales y sus logros dependen mucho de la calidad de la dirección. Estos profesionales son exigentes con ellos y también con quien dirige al equipo. No toleran la ineptitud en el mando ni van a trabajar a las órdenes de alguien que no respetan.
Y además, págales bien. Para un buen profesional, estar bien pagado es una cuestión de autoestima y reconocimiento. El famoso publicista David Ogilvy afirmaba en una frase célebre en el sector de la comunicación que “si pagas cacahuetes, tendrás monos”. Si quieres tener a los mejores, págales como a los mejores.
Estos seis movimientos no nos garantiza que los mejores jugadores elijan quedarse con nosotros pero nos dan más posibilidades de obtener su fidelidad y también su compromiso. No obstante, en el caso de Neymar y por ser justo con el club, la relación se establece más bien con una empresa, de la que el jugador es único activo valioso, que con un simple profesional con talento.
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