Mucho se habla en las últimas semanas sobre las inmensas mejoras que experimentaremos tras la crisis del Covid-19: los cambios sociales, largamente esperados, que viviremos al consumar la vuelta a la “nueva normalidad”; las trasformaciones positivas que esta pandemia global va a generar de forma irreversible en el mundo; etc.
Sin embargo, los profesionales que acompañamos a las compañías y equipos humanos en el curso de sus cambios culturales y organizacionales sabemos que esto no es tan sencillo; ni mucho menos va a ocurrir de una manera espontánea como si los procesos de evolución y crecimiento se dieran por arte de magia.
Aprovechar los cambios sobrevenidos precisa de un proceso sistemático de introspección y reflexión que tiene como fin, entre otras cosas, identificar las fallas del sistema que hemos tenido hasta ahora, vislumbrar las modificaciones que hay que introducir en nuestros procedimientos y operaciones, y capacitarse y motivarse para el esfuerzo que se requiere para sacarle el máximo partido a esta crisis global, que está castigando por igual a todas las empresas del mundo. A nadie sensato se le ocurriría pensar que grandes hazañas de reforma y transformación se puedan realizar sólo porque el entorno cambie y sin necesidad de un trabajo de meditación por parte de cada persona. Mas la pregunta es ¿cuál es la manera de meditar y hacer esa introspección sobre nuestro entorno laboral y profesional? ¿Qué itinerario escoger? ¿Por dónde comenzar? Son muchas preguntas de este tipo las que se nos plantean en nuestras formaciones y talleres por streaming que estamos impartiendo en estos días a empresas y organizaciones cuando les hablamos del concepto de meditación empresarial, y de hacer introspección sobre nuestra nueva realidad laboral.
Todos estamos a la expectativa de descubrir cuáles serán los primeros pasos que tenemos que dar para salir airosos y reforzados de estos momentos de dificultad e inquietud. Las fórmulas y herramientas prácticas para aplicar son, por supuesto, muchas; y proponemos unas u otras en función de las circunstancias y necesidades de cada empresa o profesional. No obstante, una de las herramientas con las que desde hace años hemos cosechado casos de éxito, por estar fundamentada en estudios científicos contrastados y adaptada al mundo laboral y empresarial, es la metodología de Mindfulness Laboral: un conjunto de prácticas sencillas (que van más allá del popular respirar profundamente) que se pueden realizar en cualquier situación laboral, sea en la empresa o teletrabajando. Nosotros lo denominamos La Mirada Interior: un instrumento empresarial de contemplación y focalización sobre las oportunidades que estos cambios sobrevenidos nos están propiciando para el ámbito del trabajo. Nuestro lema es “hacer de la necesidad, virtud”.
Muchas de las respuestas que precisamos en momentos de adversidad, frustración, dolor, intensidad de trabajo e incertidumbre ya las tenemos incorporadas. La neurociencia ha demostrado que el ser humano ya viene cableado para sacarle ventajas a tales situaciones críticas, y su engranaje le prepara para encontrar el camino de vuelta a la productividad. Sin embargo, el volumen de nuestro ruido mental suele ser tan alto, que no nos permite reconocer y escuchar esos mensajes que emanan de nuestra propia intuición.
Los estudios científicos más relevantes al respecto, aplicados al ámbito laboral, muestran inconfundiblemente que estas prácticas introspectivas acrecientan el optimismo, rebajan los niveles de estrés, deterioro emocional y desgaste mental, mejoran la concentración y la auto-eficiencia, disminuyen el grado de ansiedad y de preocupación infundada, y permiten, así, una mejor resolución de los problemas, enriqueciendo la calidad de nuestra toma de decisiones y acortando el tiempo en que tardamos en tomarlas y ejecutarlas.
El Mindfulness Laboral mejora numerosos indicadores de rendimiento psicológico y físico, y acrecienta nuestra capacidad de focalizarnos en soluciones que antes no podíamos ver. Nos habilita para realizar la experiencia de atenernos confiadamente a estos cambios indeseados y repentinos. Sobre la base de los hallazgos acerca de la neuroplasticidad del cerebro, nos genera seguridad en que vamos a ser capaces de adaptarnos a esta crisis. Nos infunde optimismo en que sabremos revertir en nuestro beneficio las inconveniencias que se van a presentar. En ese sentido, aplicamos la máxima de Gramsci: “contra el pesimismo de la inteligencia, está el optimismo de la voluntad”.
A más de uno pudiera parecerle que es una suerte de panacea que sirve para todo. Pues si bien es cierto que, durante las últimas décadas, la ciencia y la academia han comprobado, observado en los laboratorios y contrastado los beneficios palpables de esta práctica, no obstante, no es tan simple por cuanto requiere de un esfuerzo de entrenamiento sostenido en el tiempo. Como cualquier hábito práctico, exige regularidad y musculación. Y, ante todo, precisa de una guía y orientación pedagógica que resuelva las múltiples confusiones, mitos y parafernalias que, por errores de concepto o clichés acientíficos de auto-ayuda, lo suelen acompañar, poniendo de relieve su esencia científica aplicada al contexto del trabajo.
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