24 de noviembre de 2024
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Gestión emocional frente al cambio

Gestión emocional frente al cambio

Solo con leer el título me aparece la imagen de un interrogante enorme encima de mi cabeza, como en la viñeta de un comic. En este caso, hablo de gestión emocional en situaciones que se nos suceden a lo largo de nuestra vida profesional, en las alegrías y en las tristezas, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad.

Sin poder separar lo que somos de lo que hacemos o nos gustaría hacer, la gestión emocional reside en cada uno de nosotros y afecta al como nos aproximamos a cada suceso. 

Voy a representarlo en 3 escenas, con el objeto de suscitar esas emociones 

Contexto: Llevo 4 meses buscando un nuevo proyecto profesional. La empresa en la que trabajé mis últimos 15 años se fusionó con otra y me despidieron. He tenido 4 entrevistas, pero ninguna ha cuajado. En las 4 ocasiones me han dicho que estoy sobre cualificado para el puesto. Tengo cierto colchón económico por la indemnización, pero 2 hijos, uno todavía en el bachiller y otro empezando la universidad, además de hipoteca, así que me corre cierta prisa empezar. Mi posición era la de un directivo con un equipo de 4 personas, aunque no pertenecía al comité de dirección. 

Acabo de recibir una llamada por la que me han citado a una nueva entrevista, es la segunda que hago en esa empresa. El puesto no está mal, quizás las funciones sean dar un paso atrás, pero le han dicho que hay proyección y el sueldo es prácticamente el mismo que tenía. 

Nuestro protagonista cuelga el teléfono. 

Escena 1: Entrando en un estado de agitación, con una semi-sonrisa en la comisura de los labios, vuelve a lo que estaba haciendo antes de la llamada. En seguida, se queda parado, su cabeza se va a su angustiosa situación. “¿Por qué me tenía que tocar a mí?” “Yo podría continuar en la empresa, pero no me dieron la oportunidad de demostrar lo que valgo”. Volviendo a su tarea, le dura 5 minutos, otra vez su cabeza le lleva a: “si es que hacer entrevistas se me da fatal, yo lo que soy es bueno trabajando”, “verás como me tumban otra vez, además el puesto hasta yo se que se me queda pequeño” Cuando su pareja vuelve a casa, ni se atreve a decirle que tiene una entrevista, lo ha pensado y “para qué, eso es generar expectativas y si luego no sale es más frustración y todo por culpa del despido” y en estas reflexiones anduvo nuestro protagonista hasta el día de la entrevista.

Escena 2: Entrando en un estado de agitación, con una semi sonrisa en la comisura de los labios, apunta la reunión en su agenda, respira hondo, aparta lo que estaba haciendo y recupera del cajón, todos los apuntes que ha realizado en los meses pasados sobre sus competencias y su curricula, empezando a repasar su cabeza le empieza a hablar. “bueno, la anterior la pasé, ya es un paso, esta vez tengo que conseguirlo”, “tengo que conseguirlo, en estos 4 meses he tenido oportunidades, no puedo fallar más, que pensarán mis hijos”, “pues nada, que van a pensar, el mercado es muy duro”. Vuelve a concentrarse en repasar sus notas de la última reunión, pero nada su cabeza le vuelve a traicionar: “¿qué hiciste mal en las veces anteriores? Seguro que fue un tema de sueldo, esta vez tengo que dar una cifra más baja, pero ¿más baja? Creo que lo que ganaba era lo justo, no puedo bajar”, y entre intento e intento de repasar las notas y cavilaciones como las anteriores llegó el día de la entrevista. 

Escena 3: Según se termina la llamada, marca el teléfono de su pareja, con alegría le dice “me han llamado, paso a la siguiente ronda, tengo 2 días para preparar la reunión” Después de compartir su alegría, recoge sus notas de la reunión anterior, empieza a leerlas y piensa “les gustó cuando les hablé del proyecto de la fábrica y también de las asociaciones a las que pertenezco” “Ok, por aquí he de ir, pero necesito más información de la empresa, dónde la encuentro, quién me la puede dar” Se pone a la tarea, deja la hoja de cálculo en la que estaba trabajando cuando sonó el teléfono y abre el buscador y LinkedIn, mientras hace esto su cabeza le lleva “mañana, en el desayuno que tengo a las 9.00 le pregunto a mi acompañante, posiblemente podría saber algo de la empresa o de la persona con la que me entrevisto” Y en estos quehaceres transcurren los 2 días y llega a la recepción de la empresa donde tiene la entrevista. 

El mismo profesional, tres formas de abordar la situación, que podrían ser tantas como las que seamos capaces de imaginar. 

No es la cabeza la que hace pensar, es la emoción que surge ante lo que voy a enfrentar la que hace que el pensamiento vaya en una u otra dirección. Según el modelo mental, cada cual interpreta las consecuencias a las que la situación le puede llevar y consigue una mezcla de emociones única que determina como enfrentará la situación, determina su forma de actuar. 

La gestión emocional es la capacidad de modificar nuestras emociones para darnos una mayor capacidad de acción y de respuesta ante las situaciones que enfrentamos. 

Algunos ítems a tener en cuenta en la gestión emocional: 

Es una responsabilidad, únicamente y estrictamente, individual. Lo que siento depende de mi y de nadie más.

Para cambiar el a dónde se va mi cabeza, debo analizar las emociones que siento y pensar en las básicas: alegría, tristeza, ira y miedo. (algunos autores las amplían con tres más: orgullo, vergüenza y culpa) En las escenas, nuestro protagonista se mueve entre la ira de la escena 1, el miedo de la escena 2 y la alegría de la escena 3

Solo se puede gestionar la emoción si se reinterpreta el hecho que la ha provocado.

En la escena 1 la cadena de interpretaciones podría ser: “por qué me tenía que tocar a mi” “ha sido un hecho discriminatorio, yo soy bueno en mi trabajo” “es injusto” “si es injusto me enfada” Si interpretamos que “era la persona que menos conocían” “tenía muchas posibilidades de que me tocara” “tenía que haberme dado a conocer” “no me vuelve a pasar” “me lleno de orgullo” y si estoy orgulloso de como afrontar la situación seguro que cambio algunas acciones y dudas

En la escena 2 la cadena de interpretaciones podría ser “no puedo fallar más” “tengo que hacerlo mejor” “tengo que prepararme más” “no soy suficientemente bueno en las entrevistas” “lo voy ha hacer mal” si lo voy a hacer mal tengo miedo de fallar. Si cambiamos la interpretación “tengo que hacerlo mejor” “tengo que integrar lo que he aprendido en las entrevistas anteriores” “tendré más posibilidades por la experiencia” “me va a salir mejor que antes” me lleno de alegría y planteo la entrevista con otro enfoque

No se puede luchar contra la tendencia emocional de cada uno, por ejemplo, primer pensamiento hacia el futuro o al pasado, primer pensamiento positivo o negativo. Si se pueden reinterpretar las consecuencias del primer pensamiento.

No somos SUPER humanos. La mejor forma de gestionar las emociones es compartirlas con alguien cercano y de confianza. Reprimir o controlar una emoción no significa gestionarla, nos arriesgamos a que en una situación de estrés nos desborde. Nosotros no tenemos emociones, ellas nos tienen a nosotros.

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