El último miércoles del mes de abril se celebra desde hace más de 20 años, el Día Internacional de la Concienciación sobre el Ruido, con el propósito de promover a nivel internacional el cuidado del ambiente acústico, la conservación de la audición y la concienciación sobre las molestias y daños que generan los ruidos.
En el ámbito laboral, el ruido es uno de los contaminantes más comunes. Un elevado número de trabajadores se expone diariamente a niveles sonoros potencialmente peligrosos para su audición, que pueden llegar a provocarles a largo plazo, hipoacusia o sordera. Además, pueden derivar en efectos fisiológicos, afectando a su sistema cardiovascular, aumentando la tensión y, por tanto, el estrés y la falta de concentración en el trabajo.
La exposición continua al ruido puede traer también graves consecuencias en la seguridad de los trabajadores. Los niveles muy altos de ruido, dificultan la comunicación y las señales de alarma entre el personal; lo que puede incrementar la posibilidad de que ocurra un accidente.
Existen diversos factores que afectan a la magnitud del peligro al que se enfrentan los trabajadores. Para determinar los efectos sobre la salud se debe considerar la intensidad, la frecuencia y el tiempo de exposición al ruido. La exposición breve a un ruido excesivo puede ocasionar pérdida temporal de la audición, que dure de unos pocos segundos a unos cuantos días; en cambio, la exposición durante un tiempo más prolongado, puede provocar una pérdida permanente.
Una persona puede perder un pequeño porcentaje de audición de forma brusca, lo que resulta molesto y claro; pero lo más frecuente es que el proceso sea progresivo, por lo que puede darse el caso de una pérdida importante de audición que el trabajador no note. Por este motivo, es primordial realizar una vigilancia sanitaria adecuada de los trabajadores expuestos a ruido, que permita detectar correctamente los riesgos y aplicar las medidas necesarias.
Desde el punto de vista de la prevención laboral, se puede combatir o controlar la exposición a ruido en el lugar de trabajo de distintas formas: desde su origen, colocando barreras o protegiendo al trabajador. Lo más efectivo es combatirlo directamente desde su fuente, comprobando antes de adquirir las máquinas que éstas se adaptan a las normas vigentes sobre ruido. También se puede ajustar la maquinaria de forma que genere menos ruido, aplicando silenciadores, mecanismos de protección o sustituyendo los elementos que sean más ruidosos.
Si el control del ruido en la fuente es complicado o imposible, se puede aislar la máquina mediante barreras que ayuden a disminuir el sonido o a aumentar la distancia entre la fuente y el trabajador.
La forma más habitual de protección contra el ruido es el control desde el propio trabajador. Una vez se ha realizado una evaluación de riesgos, se debe seleccionar el método más eficaz de protección para el trabajador, según las necesidades específicas, dependiendo del ámbito y de la magnitud del problema en el lugar de trabajo. Estos métodos de protección, siempre deben estar homologados según la norma y tener delimitada la atenuación acústica con la intención de evitar tanto la sub-protección que dañe al usuario al quedar expuesto al ruido, como la sobre-protección que no le permita oír los avisos de emergencia.
Para completar esta labor de prevención, es importante llevar a cabo un proceso de formación e información a los trabajadores acerca de los riesgos a los que están expuestos en el trabajo y el uso adecuado de los métodos de protección para que éstos resulten efectivos.
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