Son el centro del tejido empresarial, el núcleo sobre el que gira la economía española y, sin embargo, las PYMES de nuestro país llevan décadas en un punto muerto como consecuencia de su falta de apuesta en I+D y apertura de su negocio al exterior.
Es innegable que en esta ecuación, no podemos olvidar que España acaba de superar una importante crisis económica que ha llevado a la mayoría de las empresas a centrarse en un único objetivo, la supervivencia de su negocio. Sin embargo, ahora que ese escenario adverso parece que empieza a estar superado, surge la gran pregunta, ¿qué llevó a esa fragilidad de las PYMES españolas?
En 1985 las mejores predicciones del sector se cumplían con la incorporación de España a la Unión Europea. Por fin nuestra industria podría exportar sus productos a un importante número de mercados sin tener que hacer frente al coste de los aranceles, con lo que sus posibilidades de expansión y crecimiento se incrementaron potencialmente.
Una grandísima oportunidad que, si bien las multinacionales han sido capaces de aprovechar para internacionalizar su negocio, en el caso de las PYMES españolas no ha tenido la repercusión esperada. El motivo radica en el mantenimiento de una estructura arcaica que no ha sabido invertir en I+D, ni diseñar un plan que le permita externalizar su negocio minimizando su nivel de riesgo.
Como otros mercados europeos han demostrado, cuando una PYME invierte en desarrollo e innovación y se abre al exterior, su fortaleza como organización se acrecienta, especialmente en aquellos momentos en los que el mercado del país en el que desarrolla su actividad atraviesa dificultades.
Para analizar el caso español, resulta interesante detenernos en los datos que hace unos meses publicó el ICEX provenientes de la Dirección General de Aduanas. En ellos se muestra como entre 2009 y 2016 el valor de las exportaciones de bienes se ha incrementado en un 60%. Ahora bien, el problema radica cuando comprobamos que el 97% de las exportaciones españolas son realizadas por tan solo un 10% de las compañías que conforman nuestro tejido empresarial, es decir, por las multinacionales.
Pero, ¿qué provoca ese miedo a la internacionalización de las PYMES españolas? El desconocimiento sobre cómo abrirse al exterior y el miedo a que la inversión realizada no se vea recompensada suelen ser los principales motivos. En este sentido, si bien es cierto que es imposible garantizar que la apertura a nuevos mercados vaya a ser un éxito, sí que existen algunas vías que pueden facilitar y dotar de seguridad al proceso.
Nos referimos al modelo de las mittelstand companies, un sistema alemán de internacionalización de pequeñas y medianas empresas que triunfa en Europa, compuesto por negocios que no buscan copiar modelos existentes, sino innovar tanto en ideas como procesos productivos, maximizando con ello los resultados obtenidos. Un modelo de gestión que se asienta en valores más propios de principios del siglo XX. A ello se une que, lejos de buscar un gran beneficio a corto plazo, este tipo de empresas se centran en estudiar el mercado, sus necesidades y los nichos existentes. Una vez se convierten en expertos, abren su nueva sede con un plan minuciosamente diseñado para fidelizar a los clientes.
Al final, el objetivo de este tipo de empresas, es que esa vinculación con el mercado local les permita desarrollar un negocio de largo recorrido, con unos beneficios que se vayan incrementando a lo largo del tiempo, hasta lograr el éxito deseado. Para ello, mantienen un contacto personalizado con su público, a través de una oferta muy definida que es desarrollada por una plantilla especializada e integrada, normalmente, por trabajadores de la región.
¿Y España? ¿Está capacitada para poner en marcha modelos semejantes a las mittelstand companies? Con la calidad de nuestros productos y servicios, tan solo hace falta que las directivas de esas pequeñas y medianas empresas se formen con expertos que les faciliten las claves a valorar antes de comenzar su apertura al exterior. Un proceso en el que será clave la adopción de medidas como el Plan Estratégico 2017-2018, que busca apoyar la internacionalización de las empresas españolas apostando por la innovación, el capital humano y el valor de marca, a través de una estrategia que permita aprovechar todas las oportunidades que brinda el mercado común a las PYMES de nuestro país.
La economía española ha vuelto a la senda del crecimiento, y con una coyuntura tan favorable es el momento de que las PYMES españolas empiecen a posicionarse en nuevos mercados, apuesten por la especialización y estudien el mercado local al que se quieren dirigir, con el objetivo prioritario de aumentar y consolidar su presencia en el exterior.
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