En algunos países, como España, el cielo nunca duerme. Se dice que cada minuto del día en el mundo hay alrededor de 11.000 aviones en el aire. De éstos, muchos aviones son comerciales en los que, además de turistas que se desplazan para disfrutar de la cultura y la gastronomía, encontramos cada vez más otro perfil de pasajero: los profesionales cuyo lugar de trabajo se encuentra en diferentes geografías. Es el resultado de la globalización, de la internacionalización y del deseo de prosperar.
Históricamente fuimos un país de emigrantes, pero desde hace unas décadas nos enfrentamos a una nueva realidad, recibimos a personas de distintos países y culturas. Personas que llegan desde todas las partes del mundo en alguno de esos aviones que sobrevuelan la península.
España es un país atractivo para vivir y así se puso de manifiesto en 2016 en la encuesta “Expat Explorer” realizada por HSBC, donde el 56% de los expatriados en España indicaba que la calidad de vida que ofrece nuestro país, había sido la razón principal para mudarse.
Así mismo, entre los estudiantes del Programa Erasmus, nos hemos convertido en su primera opción como país de destino para realizar su curso académico.
Según un informe publicado por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, en diciembre de 2016 el número de extranjeros con certificado de registro o tarjeta de residencia en vigor se situaba en 5.053.887, de los cuales el 58,9 % lo hacían bajo el Régimen de Libre Circulación UE.
Todo ello ha traído consigo una pluralidad de culturas y de creencias que hace de nuestro país un ámbito donde la diversidad no sólo está presente, sino que es necesario gestionarla. Las empresas son un reflejo de la sociedad, y la sociedad un reflejo de las empresas. Saber aprovechar lo diverso de cada cultura puede convertirse en la tan ansiada ventaja competitiva que hoy todos buscamos para nuestros negocios.
Distintas formas de trabajar, motivaciones, ideas, hábitos…todo ello confluye en los equipos multiculturales y exige nuevas formas de cooperación para hacer de la diversidad una fortaleza: más talento, más eficiencia, mayor motivación y creatividad en la Organización.
Desde los departamentos de RRHH cada vez es más una prioridad trabajar en una cultura inclusiva que genere un entorno donde las personas puedan ser ellas mismas y se sientan respetadas y parte del equipo. Va más allá de la igualdad de trato y oportunidades. En este sentido, el liderazgo inclusivo y la buena gestión de equipos diversos son clave. El camino por parte de los líderes es, como dijo Albert Einstein, dar ejemplo, no siendo la principal manera de influir sobre los demás sino la única manera.
La comunicación y la transparencia son un pilar fundamental de todas las políticas que desarrollemos en nuestra empresa, pero especialmente de aquéllas que vayan destinadas a crear equipos diversos de éxito. Al igual que, elaborar planes de acogida que tengan en cuenta las distintas perspectivas de nuestros profesionales, diseñar programas de sensibilización/ formación para un mayor conocimiento de los distintos rasgos culturales, estilos de pensamiento, afloración de sesgos inconscientes, junto con procesos de gestión de personas con criterios objetivos, impulsaran a generar ese entorno de trabajo inclusivo.
Ayer, 21 de mayo, Día Internacional de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, puede ser un buen punto de partida en el calendario para comenzar, continuar y reforzar nuestras políticas de diversidad.
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