El estrés del día a día, un mal ambiente en el trabajo, un jefe poco empático o una predisposición negativa por parte del empleado hacen que una jornada laboral pueda convertirse en una auténtica pesadilla. La solución podría no sólo pasar por un cambio de mentalidad, sino también por la puesta en práctica de una serie de técnicas o herramientas que nos sirvan de ayuda en una de las tareas más demandadas en la actualidad: ser más feliz en el trabajo.
La ciencia ha analizado ampliamente los efectos del estrés laboral sobre la salud, demostrando que una exposición prologada al estrés en el trabajo se asocia con afecciones como la hipertensión arterial y el colesterol, enfermedades cardiovasculares, infecciosas y autoinmunes, ansiedad y depresión e accidentes y lesiones músculo-esqueléticas. Los hábitos no saludables como el tabaquismo, el consumo de alcohol y los trastornos alimenticios entre otros, también se asocian al estrés en el trabajo. Un reciente estudio, además, destaca que el estrés incluso podría afectar a nuestra expectativa de vida.
Favorecer la salud ocupacional es por tanto un tema relevante donde, según la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, la empresa puede y debe hacer algo. Muchos de los avances sobre nuevas prácticas para prevenir el estrés y mejorar la salud de los trabajadores proceden de disciplinas como la psicología, la neurociencia y la medicina. Sólo recientemente estas prácticas han sido absorbidas en estudios de Management y, a su vez, aplicadas por las empresas. Un ejemplo de esto es el uso del ‘Mindfulness Training’ en varios niveles y funciones de las organizaciones. El mindfulness puede ser definido de forma sencilla como el hecho de tener “atención receptiva y conciencia hacia eventos presentes y pasados”. Lograr este estado mental podría afectar de forma positiva a la atención, la cognición, las emociones y el comportamiento de los individuos. Por estas razones, organizaciones como Google, Aetna, General Mills, Intel, Mayo Clinic, Genentech practican el mindfulness para mejorar el día a día de sus empleados.
A pesar de que el mindfulness es algo profundamente subjetivo, hay estudios que destacan que el estado emocional y cognitivo que genera puede afectar positivamente a la calidad de las relaciones interpersonales en el puesto de trabajo. Por ejemplo, puede mejorar la forma de comunicar (mayor capacidad de escuchar a los demás sin juzgarles), de liderar y de trabajar en equipo. En el tema del liderazgo, se observa que líderes con actitud de mindfulness favorecen la conciliación de la vida laboral y familiar así como la satisfacción y el rendimiento en el trabajo de sus subordinados, reduciendo su sensación de agotamiento y desviación. El mindfulness, además, podría mejorar el proceso de las reuniones de equipos fomentando una escucha más activa, un mayor respeto entre los compañeros, y discusiones y colaboraciones fundadas en una mayor tolerancia. Por todo ello, el mindfulness podría ser extremadamente útil en las negociaciones y en la forma de gestionar situaciones conflictivas.
Otro de los puntos relevantes en una jornada laboral cualquiera y que suele producirnos altos niveles de estrés son las negociaciones. Los estudios sobre negociación se han centrado siempre en las tácticas y estrategias y en cómo formular ofertas y contraofertas. Sólo recientemente los investigadores han empezado a analizar cómo ciertas emociones -ira, tristeza, decepción, ansia, envidia y excitación– pueden afectar al comportamiento de los negociadores. Según algunos expertos, por ejemplo, mostrar ira en el curso de una negociación es como tirar una bomba en el proceso, con efectos sub-optímales.
Concluyendo, un aspecto crítico que emerge discutiendo temas tanto de estrés laboral como de negociación es aprender a controlar o a gestionar nuestras emociones, sean negativas o positivas. Hay que reconocer que no es una tarea fácil, pero existen tácticas que pueden ser un buen punto de partida para aprender mucho más sobre nuestro status, tanto emocional como de salud. Sin embargo hay algunas realidades empresariales, como Google, que aplican prácticas para fomentar el bienestar de los empleados, pero no todo el mundo tiene la suerte de trabajar en ellas. Al contrario, hay una gran mayoría de empresas, sobretodo de pequeño tamaño, que no dedican ni un sólo euro para mejorar las condiciones laborales. En algunos casos el buen ambiente de trabajo es debido a puras contingencias o es sólo mérito de los mismos empleados. En los casos menos afortunados, donde el ambiente es altamente competitivo o simplemente poco agradable, puede entonces ser sumamente difícil lograr mejorar una jornada laboral. Hasta que nuevas oportunidades no surjan, en estas empresas no queda otra opción que sobrevivir. Conocer técnicas innovadoras desarrolladas por varias universidades puede ser de gran ayuda para lograr persistir en estas realidades de forma más saludable.
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