El mercado laboral está experimentando un cambio de paradigma. La crisis económica ha provocado que muchas personas perdieran su puesto de trabajo, y esto ha supuesto una nueva era en lo que se refiere a las formas de empleo. En España, con un mercado de trabajo cada vez más flexible y volátil, está empezando a calar la perspectiva del freelance: un profesional que trabaja por cuenta propia y cobra por proyecto realizado, en lugar de una cantidad fija al mes.
Según los datos de la Federación nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos, en España habría ahora mismo, 3.162.870 autónomos, de los cuales casi dos millones están dados de alta en la Seguridad Social como personas físicas. Es decir, personas que trabajan por su cuenta, pero sin formar parte de una sociedad empresarial.
La tecnología ha comenzado a derribar las barreras del mercado de trabajo de forma importante. Los profesionales pueden vender su experiencia y sus servicios online, a través de plataformas que les conectan con empresas que buscan sus servicios para realizar un trabajo concreto. Este tipo de trabajadores aporta libertad de horarios, autonomía y, sobre todo, un alcance geográfico global, ya que, con este método, cualquier persona puede realizar un proyecto para una empresa situada al otro lado del mundo. En definitiva, se trata de lo que denominamos como “trabajador libre”.
Las empresas también obtienen un importante beneficio de esta nueva forma de trabajo. Cualquier empresa, sobre todo al principio, tiene un presupuesto muy ajustado que le impide incorporar en plantilla a todos los profesionales que necesita para salir adelante. De esta forma, tiene la posibilidad de contratar personal altamente cualificado de manera flexible, obteniendo así un trabajo de calidad, en la cantidad deseada y con el mejor plazo de entrega.
¿Cuáles son los retos que se plantea un freelance? El primero de ellos es la búsqueda de clientes. Internet es una herramienta ideal para atraer a nuevos clientes, debido a su carácter global. Existen cientos de herramientas para crear propuestas atractivas y ganar visibilidad: desde crear un blog personal en el que dar a conocer sus habilidades, hasta inscribirse en alguna de las plataformas online que existen, y que ayudan a poner en contacto a los freelancers, con empresas que buscan contratar a un profesional para un proyecto. Tampoco podemos dejar de lado las redes sociales, que se han convertido en un escaparate importante para destacar en esta sociedad digital.
Otro de los retos importantes a afrontar es el del precio que un profesional establece por su trabajo. En principio, existe un acuerdo que determina que el precio justo, es aquel que el cliente está dispuesto a pagar. En los últimos tiempos se ha extendido la opción de las subastas. Es decir, una empresa saca un proyecto a concurso, y recibe cientos de ofertas de profesionales que compiten por ofrecer el precio más bajo. No obstante, esta opción puede no ser beneficiosa a largo plazo, porque supone un descenso de precios generalizado y puede afectar a la calidad final del trabajo.
En definitiva, podemos decir que el trabajo como freelance supone un paso importante en lo que a la forma de trabajar se refiere, y aporta grandes ventajas organizativas y de mejora de la productividad que benefician a empresas y trabajadores. La clave está en la formación, y en la motivación que todos deben asumir para salir adelante con éxito y sin demasiados sobresaltos.
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